Los espacios naturales de los Tres Continentes son puntos de referencia necesarios para entender la amplitud y las ubicaciones de las ciudades. Muchas de ellas tienen nombres gracias a los sucesos ocurridos en la Primera Era, o al comienzo de la Segunda Era. Sin embargo, también existen lugares de referencia no por su naturaleza, sino por lo que los seres vivos han hecho, fundado o utilizado.